Mi organismo en obras

El círculo se cerró.
Cuando empecé a hacer tebeos en fanzines hace más de diez años, enviaba muestras de mi trabajo a varias editoriales, entre ellas La Cúpula. Para mí La Cúpula era la Editorial, con mayúsculas. Allí publicaban todos los autores que me gustaban. Los clásicos como Crumb, Shelton, Burns y los que venían pegando fuerte desde USA como Daniel Clowes, Peter Bagge o los hermanos Hernández.
Como respuesta a mis envíos recibí varias cartas de rechazo. Pensaba que eso era algo que solo ocurría en las novelas de Bukowski. Pero no, también ocurría aquí. Entonces no había internet y la emoción de abrir el buzón y encontrar una carta no se puede comparar con el frío sonido que te avisa de que tienes un e-mail. Dejaba la carta de La Cúpula sobre la mesa, sin abrir durante un rato, saboreando el momento, con la incertidumbre de si mi proyecto sería aceptado o rechazado de nuevo. El corazón a mil mientras la abría y el bajón al leer:



En fin, estaba empezando en esto de los tebeos, tenía poco más de veinte años. Al final logré publicar mis primeros trabajos en editoriales como Subterfuge o D2ble D2sis y me fui olvidando de publicar en La Cúpula. Recuerdo lo iluso que era. El año que publiqué mi primer tebeo, Dando Tumbos y fui a presentarlo al Salón del Cómic de Barcelona, pensaba que la gente me iba a parar por el Salón para que le firmase el tebeo. Creo que firmé un ejemplar.

Bueno, luego vino todo el periplo por diferentes editoriales: Ariadna, Balboa, Dibbuks, Astiberri y por fin un día me llaman desde la editorial La Cúpula y me dicen que les gustaría publicarme una novela gráfica. La verdad es que me hice un poco de rogar y he tardado casi dos años en dársela.

Pero en fin, nunca me enrollo tanto en una entrada, no sé por qué hoy me he puesto a divagar de esta manera.

Aquí os dejo unas cuantas viñetas de mi nuevo trabajo: Mi organismo en obras. Que en primera instancia se iba a llamar El Estirón. Pero esa es otra historia.